Identidad



Cuando nos referimos a identidad, generalmente vienen a nosotros ideas sobre una esencia con la cual se nace, una propiedad o inherencia al ser humano que surge con él y sigue constante a lo largo de la vida. Sin embargo, la identidad no es sólo eso, va más allá, es un proceso de construcción en donde los sujetos se van definiendo a sí mismos en estrecha interacción simbólica con otras personas.

Para la psicología, la identidad es una necesidad, una inquietud que puede llegar a transformarse en una angustia por lograr sentirse parte de algo y así responder la pregunta “¿quién soy yo?”, “¿a dónde pertenezco?”. Ante estas interrogantes, no es posible concebir una respuesta general, universal o absoluta, ya que la identidad constantemente está reformándose y nunca se deja de buscarla.

Como plantea Erich Fromm en su libro “Teorías de la Personalidad”, “esta necesidad de un sentimiento de identidad es tan vital e imperativa, que el hombre no podría estar sano si no encontrara algún modo de satisfacerla”. Fromm también presenta a la identidad como una necesidad afectiva, por el hecho de ser un “sentimiento”; cognitiva, ya que se toma conciencia de uno mismo y de los demás como personas diferentes; y activa, ya que le entrega al ser humano la facultad de tomar decisiones respondiendo a cualidades inherentes a su ser, como lo son la libertad y la voluntad.

La identidad finalmente es un compendio de toda la vida, que se ve influenciada por la sociedad, el momento histórico en que nos vemos establecidos, y por un factor bastante trascendente: la cultura y sus manifestaciones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario